Julio: Manos que Trabajan
He pasado muchas veces frente a estos puestos sin detenerme realmente a mirar. Decidí fotografiar las manos que trabajan en las calles, creyendo que documentaría algo rutinario. Al revelar esas imágenes descubrí detalles que antes me habían pasado desapercibidos.

Cuando pensé en este ensayo fotográfico quería mostrar la diversidad de trabajos que se concentran en Chapultepec. Desde vendedores y artesanos hasta músicos y repartidores, mi idea era enfocarme en los detalles de sus manos y en cómo éstas cuentan la historia de su trabajo. Más que los resultados, me interesaba observar las acciones realizadas por estas personas.






Para esto decidí llevar una Canon AE-1 Program, una cámara ligera que me permitiría moverme rápido gracias a sus dimensiones y funciones automáticas. Con el lente 200mm f/4 podía acercarme a los detalles incomodando lo menos posible. Usé un rollo Reflx Lab 400 Daylight, con colores vivos y una sensibilidad que me daba seguridad en distintas condiciones de luz. Con ese equipo recorrí Chapultepec, buscando las manos que dan forma al trabajo cotidiano en un espacio tan popular.



Al detenerme a observar, descubrí detalles que antes me habían pasado desapercibidos. Un artesano huichol armando pacientemente un diseño diminuto con chaquiras, rodeado por cientos de personas. Una florista, muy a gusto, doblando con cuidado el papel de un ramo mientras veía una serie en su celular, entre todo el ruido de la avenida. O la forma particular en que alguien sostenía una libreta y un papel, de una manera única, resultado de años de repetición. Son acciones pequeñas, pero que al mirarlas de cerca contrastan con el entorno caótico de la ciudad.



Después de revelar las fotos y verlas todas juntas, entendí de que la gran mayoría de estos oficios no solo son manuales, sino también profundamente creativos. Cada persona le imprime un estilo propio a lo que hace: cómo cuelga sus changuitos de colores en el puesto, cómo sirve un vaso de mangos enchilados, cómo acomoda los souvenirs que vende.



Me di cuenta de algo más: he pasado muchas veces por este lugar y por estos puestos sin detenerme a mirar. En mi prejuicio, al ser oficios que se ejercen principalmente en la calle, no pensaba en ellos como labores creativas, sino como actividades rutinarias. Fue solo al observar con atención cuando descubrí esa creatividad silenciosa. Y ahí, en lo que antes me parecía mundano, encontré el verdadero sentido de este pequeño proyecto.


